jueves, 12 de junio de 2008

Los acróbatas del mar

"Y así llegaron...sin más,
con su lomo plateado,
su extraña lengua,
su mirada imperturbable,
los mismos acróbatas de ayer
que siguieron casuales
como por el azar,
el viento,
el balanceo,
el movimiento del mar,
que los llama y los empuja
a bailar, a saltar, a reír...
Y te miran,
y te observan con cierta
curiosidad de niños,
con una atracción mágica
casi irreal
siempre leves
siempre inalcanzables..."

Septiembre 2003, travesía en velero, en
algún lugar entre Madeira y las Islas
Salvajes.

sábado, 9 de febrero de 2008

Muerte lenta...

"Muere lentamente quien evita una pasión y su remolino de emociones,
aquellas que rescatan el brillo de los ojos y los corazones decaídos"
Neruda

Morimos lentamente cuando obviamos la sonrisa de un niño,

morimos un poco cada día cuando evitamos el calor de un abrazo,

morimos a ratos cuando dormimos, cuando nos levantamos con el pie izquierdo, cuando discutimos, cuando le damos la espalda a los problemas, cuando pierdes algo...

Morimos lentamente de orgullo, de incompresión, de tiranía, de nervios, de mala hostia, de sequedad, antipatía, desazón, de mierda hasta el cuello...

Muere uno lentamente cuando no dice lo que piensa, cuando no piensa lo que dice, cuando se obstina, cuando se tuerce, cuando escurre las palabras en la garganta, cuando se ata un nudo...

Morimos día a día cuando intentamos poseer algo que no nos pertenece, cuando nos agarramos a una idea férrea de una verdad irreal, cuando la vida fluye a la deriva, cuando no arriesgamos, cuando no vivimos.

Se muere lentamente aquel que no quiere ver, aquel que no quiere oír, aquel que no quiere hablar...

Muere cada minuto la inconsciencia del presente, cada minuto muere el momento, cada segundo se ahoga un suspiro...

¿Acaso vivir es arriesgarse a no morir?...

jueves, 3 de enero de 2008

Una historia cualquiera...

Estamos en enero, año 2008, siglo XXI, las cosas no han cambiado mucho, venimos padeciendo un pequeño apocalipsis que nos viene azorando cada año desde tiempos inmemoriales, una enfermedad teñida de rojo que se repite cada año y que espera agazapada en espera del momento justo para atacar, esta enfermedad se manifiesta paulatinamente según van pasando los meses, las semanas. Los síntomas son claros y contundentes, empieza atacando directamente el sentido de la vista, de una manera sutil nos invaden imágenes y eslóganes sobre ropa, joyas, juguetes, películas con finales felices en mundos perfectamente felices, presentándonos a personajes falsamente rojos, gordos y recalcitrantes en un mundo no menos recalcitrante... Esta etapa de incubación se manifiesta sobre todo con hinchazón de ambos globos oculares y con un claro atisbo de ojos enrojecidos, consiguientes mareos, inquietudes y sobre todo insomnio.
En una segunda fase del desarrollo de la enfermedad, el virus ataca al sentido del tacto, nos lanzamos a la calle con oleadas de locura transitoria, intentando coger y agarrar todo aquello que nos quepa en las manos, comprando todo aquello que nuestra mente ha guardado en algún lugar recóndito, creando esa falsa felicidad que nos hace depositar más de lo que poseemos. En esta fase, la enfermedad se manifiesta con sudoraciones de manos y pies, indistintamente, ojos desorbitados, pelo ralo, con una consiguiente distorsión de la realidad y negación de la enfermedad, alrededor tuyo se concentra una masa de gente que padece lo mismo que tú y que, por lo tanto, presenta los mismos síntomas con unos claros ojos enrojecidos... Ya se sabe, "mal de muchos..."
En una tercera fase, el bicharraco invade el sentido del gusto y el olfato, se manifiesta en cenas copiosas en donde ingieres una gran cantidad de alimentos con el solo pensamiento que quizás mañana padezcamos una invasión zombi y que hoy hay que aprovechar ya que luego nunca se sabe... Venga, carpe diem. Aparecen los turrones, polvorones, peladillas, garapiñadas, chocolate, jamón de algún cerdo coñón, pata asada, miles de croquetas, ensaladillas de lo mas variopintas, platos exóticos que no volverás a comer en tu vida, cantidades ingentes de carne al horno, venas rellenas, patos rellenos, pollos rellenos y hasta lentejas rellenas, amén de los pescaditos fresquitos caros como el demonio por ser la epóca apocalíptica del año, y te pones tibio con un vino exquisito de buena cosecha que descorchas con cierta reticencia, un vermut, cervecitas para el frío y el calor, da igual, un baileys, chupitos, orujo que pica y escarda, el ron que no falte de caña, blanco y amarillo si se tercia, whisky con escoceces saltando en las botellas y qué más da si produce cierto ardor... Los síntomas de esta fase claramente desarrollada son naúseas, vómitos, jaquecas, dolor de barriga, diarreas, así como ciertas deformaciones del tejido adiposo traducido en chichas y papadas colgantes con el consiguiente malestar moral que hace que nos trazemos un plan de futuro de dietas soviéticas que nunca emprenderemos, así como abstinencias totales que hacen que nos engañemos mejor...
Y ya como fase final de la enfermedad, el virus ataca directamente sobre el sentido del oído, en donde empezamos a escuchar voces interiores que no cesan de repetirte lo mal que vas a estar en poco tiempo, sin un euro, con un montón de cachivaches que no podrás llevarte a la otra vida, endeudado hasta las cejas, engañado vilmente por las empresas de marketing y merchandising, arrastrando una pena como el fantasma la bola, ojos desorbitados, cansancio, ojeras...
Los médicos no dan abasto con la mayor parte de la población mundial infectada por el virus, incluidos ellos mismos... La enfermedad ha sido clasificada con el nombre de NAVIDAD.
Se recomienda taparse los oídos fuertemente, cerrar los ojos y apretar los labios, y como decía el profeta "Alejate, alejate primo".
Con mis mejores deseos "Feliz enfermedad del 2008", quizás esta vez salgamos ilesos...
Mil besos.
esqueleto.